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18 octubre, 2010

EL LIBRO DE THOT - V


POLOGIA DEL LIBRO DE THOT
Autor: Eleuzel
PARTE V
En el preciso momento, en que el sol emergía en el horizonte del mar azlante, el escriba supremo abandonó el templo y descendió al valle sin equipaje alguno, sin las insignias de su rango.
Un nuevo discípulo había ascendido con éxito los primeros peldaños de la iniciación y quedaba encomendado a su guía.
El discípulo, se llamaba Eleuzel de Delphos y su origen se remontaba también a la época milenaria de los hombres-pájaro, los hombres-ele, los hombres-libres que habiendo descendido al planeta del maya se habían prendado de las hijas de los hombres y cohabitado con ellas.
EL HIEROFANTE (el GUÍA ALQUÍMICO)
Antes de abandonar la ciudad el discípulo pasó nuevamente por las puertas del templo. 
Un grupo de jóvenes se preparaba para cruzar el umbral y entrar en el atrio de la iniciación. 
Era una escena que ya Había vivido.
El Gran Hierofante había sido conducido hasta el tercer escalón del atrio bajo un dosel de columnas doradas rematado por el sol alado. 
Bajo el sol se dibujaba un friso con los siete sellos de los siete guías alquímicos correspondientes a las siete razas y las siete generaciones.
El Gran Hierofante adornaba su cabeza con la cobra de la sabiduría, iba revestido de un manto rojo y una túnica dorada, sus pies se apoyaban en el suelo señalando a Occidente y dos jóvenes coronados con el símbolo del primer grado de la iniciación pedían ser introducidos en los misterios de Isis.
El Gran Hierofante mostró a los aspirantes los siete sellos, luego empuño la triple cruz con su mano izquierda, símbolo del control y armonía de los tres cuerpos y los tres mundos manifestados del Cosmos: la materia el alma, el espíritu, el cuerpo físico, el cuerpo astral, el cuerpo mental.
Finalmente el Gran Hierofante elevó su mano derecha y juntando el pulgar, índice y medio, flexionó el anular y el meñique y bendijo a cada uno según sus deseos. 
Pero no les entregó las llaves del gran secreto todavía y permanecieron cruzadas a sus píes esperando que sobrepasaran el umbral.
Sobre la cabeza del guía alquímico se dibujaron los signos de Aries y las planetas Júpiter y Marte. 
Había pasaba otro tiempo y el discípulo entró de este modo en el signo de Tauro.

CONTINUARA...

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